¿CÓMO AFECTAMOS A NUESTRO ENTORNO CON NUESTRAS EMOCIONES Y NUESTRA INTENCIÓN?

 

 

 

Roger Nelson y Dean Radin desarrollaron lo que llamaron dispositivos «FieldREG» (REG: siglas en inglés de Random Event Generator [generador de sucesos aleatorios]) y los hicieron funcionar durante el transcurso de situaciones que suscitaban un gran interés y un alto nivel de concentración por parte del público: seminarios de grupo especialmente intensos o eufóricos, rituales religiosos, festivales

 wagnerianos, presentaciones de teatro e incluso la ceremonia de entrega de los Oscar. En la mayoría de los casos, sus experimentos mostraban que muchas mentes concentradas intensamente en el mismo pensamiento producían algún tipo de desviación de la norma en los aparatos. Nelson estaba fascinado con la posibilidad de una conciencia colectiva global. En 1997, decidió colocar GSA por todo el planeta, tenerlos funcionando continuamente y contrastar sus resultados con los momentos en que denen lugar los acontecimientos mundiales con mayor impacto emocional. Para este proyecto, conocido como el Proyecto de Conciencia Global, Nelson preparó un programa informático centralizado, de modo que los GSA situados en cincuent

a lugares distintos del planeta pudieran enviar todos sus datos a un ordenador central a través de Internet. Nelson y sus colegas, incluido Dean Radin, estudiarían periódicamente estos datos y los contrastarían con las noticias de última hora más importantes, intentando encontrar algún tipo de conexión estadística. Los métodos estandarizados y el análisis revelarían cualquier señal de orden —un momento en que los resultados de la máquina presentaran una aleatoriedad menor a la habitual— y si el momento en que este orden fue generado coincidía con algún acontecimiento mundial importante. Nueve años después, ya habían estudiado

 

205 grandes eventos mundiales, incluyendo la muerte de la princesa Diana, las celebraciones del milenio, las muertes de John F. Kennedy Jr. y su mujer y el impeec

hment de Clinton. Cuando Nelson analizó cuatro años de datos, surgió un patrón. Cuando la gente reaccionaba con gran alegría o con horror ante un gran acontecimiento, las máquinas también parecían reaccionar. Además, el grado de «orden» en los resultados de las máquinas parecía coincidir con la intensidad emocional de los acontecimientos, especialmente los que habían sido trágicos: cuanto mayor era el horror, mayor era el orden. { PARECE QUE HEMOS SIDO ENTRENADOS PARA SENTIR INTENSAMENTE LO TRÁGICO… YA TOCA SER MÁS INTENSOS CON LAS EMOCIONES QUE DE VERDAD DESEAMOS. } Además, aunque la actividad de los GSA (generador de sucesos aleatorios) fue normal en los días anteriores al 11 de septiembre (2001), la correlación de las máquinas aumentó unas pocas horas antes de la colisión contra la primera torre, como si hubiese habido una premonición masiva. Esta similitud en los resultados continuó durante dos días después del primer ataque. Brian Williams (psicólogo) consideraba esto como una especie de marca psíquica, un gigantesco efecto psicoquinético creado por seis mil millones de mentes programadas para reaccionar al unísono con horror. El mundo había sentido un estremecimiento colectivo varias horas antes de la primera colisión, y cada generador de sucesos aleatorios lo había detectado y registrado. { Podemos unirnos todos y crear un evento masivo desde nuestra EMOCIÓN E INTENCIÓN para cambiar el mundo…

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