☘️ El biólogo canadiense Bernard Grad abordó muchos de estos temas en un estudio que examinaba el poder de un estado de ánimo negativo sobre el crecimiento de las plantas. Plantó semillas de cebada en cuatro grupos de 18 macetas. Cada maceta fue regada con una solución salina al 1%, ligeramente más fuerte que la que se usa en los hospitales como inyección intravenosa. Esta solución puede impedir el desarrollo de la planta. Cada uno de los otros tres grupos de plantas fue regado con el agua salada, pero sólo después de que una de tres personas sostuviese en sus manos durante media hora el recipiente que contenía el agua. El grupo de control fue regado con una solución que no pasó por las manos de nadie. El primer recipiente con agua lo sostuvo un curandero que adoraba las plantas. Los otros dos recipientes pasaron por las manos de pacientes con depresión —un hombre que fue diagnosticado como psicótico depresivo y una mujer con depresión neurótica— escogidos en el hospital donde trabajaba Grad. El hombre en cuestión estaba tan deprimido que ni siquiera preguntó lo que había en la botella, sino que supuso simplemente que Grad, con su bata blanca, era otro de los muchos médicos que le administraban terapia de choque. Mientras sostenía el recipiente en sus manos, se quejó repetidamente de los electrochoques y dijo que ya no los necesitaba. La mujer, en cambio, se puso muy animada cuando Grad le dijo que la botella era parte de un experimento. Media hora más tarde, cuando regresó a buscar la botella, descubrió que la había estado acunando como si fuera un bebé. Este giro inesperado de los acontecimientos preocupó a Grad, ya que la mujer había sido escogida precisamente porque se creía que su estado de ánimo sería negativo. Pero parecía haber recuperado su alegría de vivir por el mero hecho de participar en un experimento. Después de crear un sistema multiciego que le impidiera saber quién había hecho qué cosa, Grad regó las semillas con el agua. Varias semanas después, se alegró al ver que los resultados encajaban más o menos con sus predicciones. Las plantas regadas con el agua del psicótico depresivo fueron las que crecieron más lentamente, seguidas por las plantas del grupo de control. Las que crecieron de forma más rápida fueron las regadas con el agua del curandero, seguidas, sorprendentemente, por las regadas con el agua de la mujer deprimida. Parecía que sus plantas habían crecido más rápidamente debido a su propio entusiasmo por el experimento. B. Grad, ‘The “laying on of hands”: Implications for psychotherapy, gentling and the placebo effect’, Journal of the Society for Psychical Research, 1967; 61 (4): 286–305